Nos pasamos la vida estresados, trabajando mil horas, añorando tiempo libre y posponiendo tal y cual actividad para cuando tengamos tiempo de sobra. Y de repente, llega la jubilación y los días empiezan a estar vacíos y la inactividad se apodera de nosotros. ¿Ya somos mayores para todo aquello que queríamos? ¿Ya no nos sentimos personas útiles sin trabajar? ¿Qué es lo que pasa?
La jubilación supone una toma de conciencia del proceso de envejecimiento. Implica ya no ser el centro el núcleo familiar y quedar en un segundo plano. Las nuevas generaciones ocupan este lugar, lo cual genera una sensación de inutilidad. Toca aceptarlo: nos estamos haciendo mayores y entramos en una nueva etapa.
Es cierto que las pensiones pequeñas son un problema y un impedimento para tener una vida de calidad en la vejez. Por lo que enfermedad, escasez económica y dependencia son problemas reales y que hay que tener en cuenta, pero sin dejar que condicionen la vida en esta etapa.
No podemos olvidarnos de los mayores de hoy en día que se hacen cargo del cuidado de los nietos y/o de la economía de sus hijos debido a la situación actual de nuestra sociedad. El papel tan imprescindible que tienen... Son el pilar que proporciona seguridad a sus hijos y nietos.
Y tampoco podemos olvidarnos de su bienestar, pero bienestar en todo lo que implica el término, no solo debemos preocuparnos de aspectos médicos, porque salud es igual a bienestar físico, psíquico y social.
Muchas veces se desconocen los recursos que hay disponibles para personas mayores. Solicitar información y mantenerse al tanto es un paso fundamental. Por eso, en la preparación a la jubilación, debemos tener en cuenta una serie de factores:
- Salud (alimentación, deporte, médicos...).
- Aspectos jurídicos y económicos (trámites, ayudas...).
- Formación continuada.
- Buscar otras actividades (como el voluntariado).
- Actividades domésticas (valorar la autonomía o necesidad de ayuda).
- Estrategias contra el envejecimiento (físico y mental).
- Cultura y ocio (salidas, paseos, belleza, exposiciones, eventos, viajes...).
Nos encontramos en una sociedad en la que, gracias a las mejoras médicas, farmacológicas y psicológicas, aumenta enormemente la salud y esperanza de vida. Toca aprovecharlo.
Existe una enorme creencia errónea: pensar que a determinada edad es imposible aprender cosas nuevas. Y tenemos que eliminar el sentimiento de que aprender a cierta edad carece de sentido. El aprendizaje es una necesidad de todo ser humano. Se trata además de disfrutar de las oportunidades perdidas.
Hace años, cuando se llegaba a la jubilación, las personas eran "viejas". Eso ha cambiado. La jubilación no puede suponer el paso a la inactividad sino el paso a otro tipo de actividad.
Nuestros mayores tienen un papel muy importante y hay que luchar para que se lo crean, para que tengan un rol activo y para que puedan vivir la vida que desean vivir. Se lo han ganado.
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