Mi vida está fuera de la cabeza

 

Ya nos lo dice Pablo D'Ors: "Pensamos mucho la vida, pero la vivimos poco." Y pasar tanto tiempo dentro de nuestra cabeza tiene consecuencias nefastas en nuestra salud.

 

Cuando nuestro cuerpo se acostumbra a vivir en una situación de estrés constante, debido a los problemas del día a día, las prisas y las exigencias, podemos generar un estrés crónico con muchas consecuencias negativas.

 

Y es que el estrés no siempre es generado por factores externos (trabajo, hijos, problemas...), sino que puede ser autogenerado: cuando te preocupas excesivamente sobre algo, cuando te anticipas, cuando tienes muchos pensamientos irracionales, cuando tienes muchos pensamientos pesimistas sobre tu vida. Es decir, podemos generarnos estrés con una mala gestión de nuestro pensamiento.

 

Cuando llegamos a terapia con esta mala gestión empezamos a entender mejor el funcionamiento de nuestra cabeza. Comenzamos a diferenciar el pensamiento irracional del racional. Aprendemos a desmontar ese pensamiento irreal. Pero llega un momento en que no queremos estar en una lucha constante entre esas dos partes de nuestra cabeza. Lo que termina por ser más efectivo es aprender a salir de nuestra mente para poder continuar con lo que estábamos haciendo. Queremos ser capaces de identificar el pensamiento y poder tomar la decisión de salir de nuestra cabeza y entrar en nuestra vida. Buscamos tener la capacidad de no enredarnos con ese pensamiento y no perder tiempo en esa conversación interna.

 

Y es que, vivir dentro de nuestra cabeza tiene muchos inconvenientes:

  • Problemas de memoria.
  • Incapacidad para concentrarnos.
  • Ansiedad.
  • Obsesiones.
  • Malhumor, irritabilidad.
  • Incapacidad para relajarnos.
  • Soledad.
  • Depresión, infelicidad.

Para aprender a vivir fuera de nuestra cabeza tenemos que tomar conciencia del aquí y ahora. Tomar conciencia es aprender a conocerse y cuidarse. Significa pasar por la vida en armonía. Vivir en el presente es aprender a escucharnos y a sentir nuestras sensaciones corporales y emociones, dejando de viajar al pasado y al futuro con nuestro pensamiento.

 

Es cierto que es funcional hacer actividades cotidianas en modo automático, porque gastamos menos energía. Pero tiene el inconveniente de que perdemos el contacto real con la vida. Y resulta que solo en el presente podemos vivir una vida plena.

 

 

¿Cómo podemos empezar a pasar más tiempo fuera de nuestra cabeza?

 

  • Realiza paseos conscientes. Camina despacio, respira profundamente y observa. Fíjate en los olores, carteles, en el cielo, en la ropa de la gente... Fíjate en todo lo que ves de color amarillo, en todo lo que ves de color azul... Fíjate en los olores. Presta atención a esos detalles que no habías visto hasta ahora.
  • Mientras te duchas. Hazte consciente del agua, de la temperatura, del sonido, el olor del champú. Haz un repaso a todos tus sentidos.
  • Puedes lavarte los dientes de manera consciente atendiendo al sabor, sonido, sensaciones...
  • Mientras friegas los platos.
  • Cuando esperas en la cola del supermercado. Puedes atender a los sonidos, observar a las personas, identificar olores...
  • Puedes vestirte de manera consciente.
  • Tomar un té o café.
  • Dejar el modo automático y empezar a conducir de manera presente.
  • Tener relaciones sexuales concentrándote mucho más en las sensaciones y dejando pasar pensamientos.
  • Tirar la basura.
  • Poner la lavadora.
  • Ponerte una crema en la cara dedicándote tiempo, masajeando con consciencia, prestando atención al olor...
  • Mientras te peinas.
  • En cualquier comida. Dejar de comer rápido y sin enterarte y prestar atención a los alimentos y a las sensaciones físicas.
  • Escuchar una canción atendiendo a la letra y no escuchar música mientras hacemos otras actividades.
  • Puedes poner alarmas en el móvil a diferentes horas del día y cuando suene aprovechar para practicar, independientemente de la actividad que estés desarrollando. Siempre que quieras puedes salir de la cabeza y concentrarte en lo que haces y sientes. 
  • Un modo eficaz de practicarlo es mediante la meditación. Puedes ponerte un vídeo o una aplicación móvil y seguir una meditación guiada. O puedes guiártela tú mismo concentrándote en las respiraciones o sensaciones corporales. 

 

Realizar actividades con consciencia es muy difícil porque no estamos acostumbrados. El nivel de dispersión de nuestra mente es muy alto. Pero no te desanimes, solo necesitas mucha práctica y tomártelo con una actitud paciente y perseverante. Tampoco necesitas agobiarte y ponerte objetivos demasiado grandes, lo mejor es prácticas breves pero constantes. Lo importante es que veas la práctica como una prioridad, de no ser así, no encontraremos tiempo para ella. 

 

¿Empezamos a practicar? ¿Te apetece pensar menos la vida y vivirla una poco más?

 

 

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Comentarios: 1
  • #1

    Luis (lunes, 29 noviembre 2021 13:16)

    Muchas Gracias